Hace años ya de mi primera visita a la BuchMesse de Frankfurt. Después, año tras año, esos días -en la memoria emocional-, quedaron fuertemente arraigados y ahora, con la presencia de la cultura catalana, vuelvo a revivir la intensidad de las emociones.
Ayer se realizó la inauguración con una constreñida relación de la historia de la cultura catalana, con la participación de actores, músicos... Fuera de discursos oficialistas, Quim Monzó ha sido el auténtico artífice de la fiesta de 
inauguración. Su relato-cuento nos introdujo de forma magnífica y plena de autenticidad, en la realidad de la cultura catalana de siempre. Con sus virtudes y carencias. Un discurso con el cual el autor-escritor ha marcando tendencia ya que su excelente presentación fue muy agradecida por el público asistente, debido a su marcado caracter irónico e informal. Decir cosas importantes no está reñido con la utilización de unas formas más acordes a la creatividad.
Como resumen de la jornada y con las palabras de Quim Monzó, la literatura catalana desde su solidez ha representado una de las piedras funcionales de la cultura europea.
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