Supervivencia de Michel Houellebecq


Editorial Acuarela

El desierto en medio de París... la isla, la soledad. Michel Houellebecq no se considera un provocador pero su obra -cuando menos ofrece desolación y una aspereza nacida de la más pura observación-, produce cierto sarpullido al más rudo de los habitantes urbanos.


Este autor que desgrana crudamente la realidad, la evidencia de la misma, nos apróxima a los múltiples defectos sociales. El envejecimiento de la población, la muerte, el hedonismo imperante y la soledad en multitud.


Ahora un último libro de poemas inéditos aparecerá proximamente a través de la editorial Acuarela. Mientras un avance realizado por El Cultural nos permite una lectura especialmente sangrante.



MUNDO EXTERIOR



Hay algo muerto en el fondo de mí,

Una vaga necrosis una ausencia de alegría

Transporto conmigo una parcela de invierno,

En mitad de París vivo como en el desierto.


Durante el día salgo a comprar cervezas,

En el supermercado hay algunos ancianos

Evito con facilidad su ausencia de mirada

Y no tengo ninguna gana de hablar con las cajeras.


No guardo rencor a quien me encontró malsano,

Siempre tuve el don de romper el clima

No puedo compartir más que vagos sufrimientos,

Lamentos, fracasos, una experiencia del vacío.


Nada interrumpe jamás el sueño solitario

Que me hace las veces de vida y de destino probable,

Según los médicos soy yo el único culpable.


La verdad, me avergüenzo un poco, y debería callarme;

Observo tristemente cómo se escurren las horas,

Las estaciones se suceden en el mundo exterior.


...



...

Atravieso la ciudad donde la noche se abandona

Y calculo mis posibilidades de llegar a la mañana

El aire recalentado se enrolla como una sábana de raso

En la escalera desierta, mis suelas resuenan.



Subo para encontrarme el clásico canapé

En el que sin dormir espero, acurrucado entre almohadas,

La claridad algo sucia, imprecisa, de la mañana,

La hora del reencuentro con los gestos automáticos;

La jornada cansada y los ojos que duelen,

Los tres tazones de café y el corazón que palpita,

El ponerte una ropa cuyo contacto irrita,

La piel medio dormida, los titulares del diario,

Los humanos que se cruzan en el metro de Inválidos,

Los muslos de las secretarias, la risa de los técnicos,

Las miradas que se lanzan, tal que una pelea de perros,

Los movimientos que hacen alrededor de un centro vacío.