Cosas, de Edgardo Dobry

Hay libros que invitan a reflexionar sobre nuestra propias cosas. Como en este último libro de Edgardo Dobry, que invita a buscar las propias cosas de uno, entre sus cosas (las que el poeta nos ha dejado en su última obra). Ayer tarde, desde El Laberinto de Ariadna se ofrecía una tertulia con el autor y su obra.


Edgardo Dobry, Rosario, 1962. Vive en Barcelona desde 1986. Tiene dos libros de poesía publicados: Tarde del cristal (Último Reino, Buenos Aires, 1992), y Cinética (Tierra Fire, Buenos Aires, 1999), que se reeditó, en versión corregida y y aumentada, en Madrid (Dilema, 2004). Ha coordinado el dosier de la revista Diario de Poesía (nº 61, Buenos Aires), en buena medida escrito por él, sobre el poeta catalán Gabriel Ferrater. Ha publicado artículos y ensayos en diversas revistas de España, Méjico y Argentina. Trabaja como editor y traductor para diversas editoriales de Barcelona y practica el ensayo y la crítica literaria. En la actualidad, escribe regularmente sobre poesía y narrativa de autores hispanoamericanos para el suplemento literario del diario El País, "Babelia".


En el repaso de sus poemas hizo lectura de, entre otros:

Pizza Margarita Cinética, Editorial Dilema, Madrid 2004


Lamentos (I) Cinética, Editorial Dilema, Madrid 2004


Preguntas a Rilke en moto El lago de los botes, Lumen, Barcelona 2004

Su más reciente publicación, Cosas, Lumen, Barcelona 2008 (noviembre 1ª edición), es un giro notable en relación a su anterior obra, El lago de los botes (Lumen, 2005). Este nuevo poemario no surge desde la rememoración de los acontecimientos personales, hay en ellos otra actitud donde se entrecruza el hecho cotidiano, aparetemente circunstancial, pero que nos invita a interiorizar profundamente sobre el mismo, emergiendo la esencia material o inmaterial de las cosas, de todas esas cosas que suceden a lo largo de una vida, de esos hechos que nos enlazan con la realidad y que estan profundamente enraizados en nuestra propia esencia. Resalta su poética sin excesos, condensada, virutas del alma sin asperezas sentimentales.



3
El poema y la casa del molusco
son de quien los habita ahora,
no de quien los fabricó.


4
Pulido por el viento
(casi bruno)
vaina, el cuerpo
una arveja sola:
corazón, y ritma
(mal).


17
El arco que toca en el hilo
de la voz un yo y un mí
es una canción que dice:
hay un hilo, rodea el mundo,
y la voz es su alfiler...


19
En la cocina sombría me brindo
la expresión de una naranja:
sol explicado al paladar.


23
"La uña de mi dedo,
el dedo de mi mano,
la mano de mi cuerpo,
el cuerpo de mi yo.
Mi yo de mi yo de mi yo".


33
Sonara el teléfono en la noche plena
y mare dijera perdoname
si te despierto desde donde llamo
la diferencia horaria es cada vez más grande
y de mí quedara nada
si vos no me atendés.

45
Cómo pudieron ser felices en un mundo
hecho de discos, llaves, aspirinas,
pensarán, compadecidos, a su tiempo.


46
"Cómo hubiéramos sido
tan felices en ese
mundo hecho de llaves,
discos, aspirinas".


47
Lloraba el río que no iba
queriendo al mar ni yo tampoco.


56
Pésimo me cae esta tarde
el arenque plateado que apretaba
bisabuelo sobre pan muy negro
una mañana de diciembre en Chisinau.


73
(Cadaqués, enero)

Espolvoreada en la ceniza
del cielo deslavado
te hizo el agua, gaviota,
para velarla una tarde
como esta tarde, ida.
Dejas el aire creer que te sostiene
y a nosotros que escucharte
podemos gritar y seguir.


77
Bien puedes ir en un avión
rodeado todavía de una nube de perfume
mientras tu madre en la casa agoniza.
Tu madre en la punta seca del compás
y el vuelo es el trazo de tiza.
Entonces no te acercas y
agoniza. No tienes la culpa,
eres culpable.


82
Hay que mojar la vista en este río
la memoria,
que el limo sedimente en el verso-
entre los versos- no pensado.


87
... Brot nicht un Milch nicht; die Toten ziehts-.
[... pan ni leche, porque llaman a los muertos-.]

Antes de acostarme dejé sobre el mármol
el vaso de leche que sabías tomar
en la duda del alba; y te oía por el pasillo ir del baño
a la cocina. Quizás fui yo quien lo bebió
y eras vos misma todavía.

2 comentarios:

Isabel Mercadé dijo...

Hermosa tarde (Edgardo Dobry, las palabras, la construcción de la amistad) y estupenda crónica.

Fue un placer escucharlo, estar allí con vosotros y un placer rememorarlo ahora aquí.

Una abraçada.

CdP dijo...

Un placer compartido...

Deshacíase el hilo de Ariadna cuando volaban las palabras,
entre el Laberinto,
el noble Condey las Amapolas.

Anochecía,
por el puerto de la luz
brillaban diminutas luces
en la sonrisa de mis labios.

Una forta abraçadaMontse.